Hace muchos años en un
pequeño pueblo inglés vivía un hombre llamado Edward con su familia, eran una
familia muy feliz. Un día muy nevado con tormenta que parecía no terminar la
familia estaba asustada, con hambre y frio, la leña para calentarse se había
acabado, la fruta que ya habían cosechado estaba a punto de terminar. El hombre
en busca del bienestar de su familia salió a buscar comida y leña. Edward
sufrió de un ataque de locura y volvió casa sin cordura alguna, tomó un
cuchillo y comenzó a asesinar a su familia, manchado de sangre miró que en la
ventana persona salía por ella (era un producto de su imaginación), se levantó
con las manos manchadas de sangre, las limpió y de pronto otro ataque. Cayó
violentamente inconsciente al piso, unas cuantas horas después se levantó, miró
a su alrededor; el cuerpo de su hijo y de su esposa desangrados, grandes
heridas por todo el cuerpo. Edward trató de recordar lo que pasó y solo recordaba
al hombre inexistente saliendo de la ventana, sentía que no podía quedarse más
en ese lugar, decidió abandonarlo, el pasado lo perseguía y comenzaba a
destruir su casa, siguió su rumbo y se mudó cerca de una pequeña comunidad alemana en una casa
cerca de un lago, una casa olvidada por
muchos años, con rasguños del tiempo, los cuales al parecer la habían dejado
desahuciada y consumida.
Jack,
el joven hijo del líder de la comunidad un ex comandante de una armada, le dijo a su padre -últimamente he tenido mucho miedo- el ex
comandante le preguntó porqué tenía miedo,
el niño con una voz asustadiza, de contestó que del bosque, Sus amigos y sublíderes de la
comunidad comenzaron carcajearse y a burlarse tanto del niño como del comandante. Tu hijo es un
tremendo marica, jamás habíamos visto persona con un miedo más estúpido, el ex
comandante muy enojado le recriminó al pequeño: -maldición como me haces pasar
vergüenzas, maldito mocoso, jamás serás un hombre por más que lo intente, por
más que me esmere en que lo seas, jamás serás un hombre-
El
hijo triste y enfadado salió de la casa y se sentó en un lago a llorar y maldecir sobre la vida. Edward escuchó el
llanto, se acercó; -¿Qué tienes pequeño por qué emana agua de tus hermosos ojos?
–nada-, Contestó Jack con una voz profunda y entristecida, el hombre muy atento
volvió a preguntar, Jack al sentir la
amabilidad del hombre le contó lo sucedido, el hombre le contestó con una voz
muy tierna que no se preocupara, a veces la gente que no valoraba lo que tenía, no ve el brillo del oro, así se
lo postren en los ojos.
Muy
entusiasmados Jack y Edward se volvieron amigos. Cuando Jack tenía problemas
con su padre recurría a Edward: el hombre
del lago. Un día Jack salió, uno de sus amigos Pet lo invitó;
-Jack
vamos al bosque
-ahora no Pet iré con El hombre del lago,
- El hombre del lago, caramba Jack, ¿ahora
cuidas ancianos?-
Jack
golpeó su frente con una expresión de dios mío que estúpido eres Pet, y se
fue con Edward. Pet pensó caramba que tendrá Jack porque
concurrirá con ese hombre tanto, ya se
había negado cinco veces la invitación.
En
otra ocasión caminando Pet por el pueblo se topó con Jack corriendo lo detuvo:
-¿a
dónde vas? ¿Por qué tan apurado?
-Dios tengo que ir con Edward.
-El hombre del lago de nuevo, dios Jack
que tiene él, por qué concurres tanto.
Jack
no le explico nada simplemente, lo tomó del brazo y lo llevó con Edward. Muy entusiasmado llegó a la casa de Edward y
lo y saludo:
-¿Cómo
has estado?
-Bien.
-¿Quién es él?
-Es mi amigo Pet.
Pet lo saludó y muy amablemente dijo que tal
señor, Edward empezó a sonreír y dijo
cualquier amigo de Jack es mi amigo. Edward empezó a platicar, platicaron todo el día, llegada la noche los
acompañó al pueblo y dejó que marcharan.
-¡Caray
qué señor tan amable y amigable, ya veo
porqué concurres mucho a él, es mucho
mejor que mi padre o que el tuyo, deberíamos
de decirle a todos los del pueblo que vayan con él, vaya que es muy
amigable- dijo Pet a Jack mientras caminaban a sus casas.
Poco a poco los niños de entre 10 y 12 años
desaparecían del pueblo para visitar a Edward, se había ganado el amor y el
aprecio de todos, los quería demasiado, incluso más que sus padres, Edward fue
nombrado: El hombre del lago el mejor
amigo de los niños.
Una
mañana después haberse reunido con los niños, Edward fue a dar una vuelta por
el pueblo, se encontró con Jack golpeado, se acerco y preguntó:
-¿Jack
que te han hecho? ¿Estás bien?,
- Es
mi padre que ha estado golpeándome por las ausencias en casa-
Lo levantó rápidamente diciendo
-Dios
mío no puedo creer, dame la mano.
Jack preguntó:
-¿A
dónde vamos?
-Al bosque
-le
temo al bosque
Edward volteó con una sonrisa y le dijo tranquilo.
Llegando al centro del bosque Edward le enseñó unas plantas:
-Son
hermosas, mira a tu alrededor el bosque
es un lugar muy hermoso, no hay porqué temer; mira los animales, las plantas;
respira, siente, Jack con una gran clama dejó de sentir miedo.
Dios
mío es cierto, el bosque es bellísimo y no hay nada que temer.
Después
de una hora de estar en el bosque regresaron al pueblo. Vaya qué buen día,
perdí mi miedo al bosque, me siento genial hasta creo que el dolor de los
golpes disminuyó. Se despidieron y Jack volvió a su casa. Al llegar su padre lo
abofeteó,
-¿Dónde
estuviste todo el maldito día, dime dónde estabas?-
La madre
trató de controlar al colérico padre; -solo
tiene once años.
-lo
sé pero tiene que aprender que en mi casa se hace lo que digo, le guste o no, así que dime ¿dónde estabas?
Jack carraspeando la garganta dijo –coco… con
el hombre del lago-. El ex comandante reía a carcajadas:
-Enserio estabas con ese
maldito loco, escuché que mataron a su
esposa y a su maldito hijo.
-Déjalo en paz
-¿quién me lo ordena?
Jack, muy enojado sube a su
habitación y se puso a llorar hasta que cayó dormido. Al despertar fue con
Edward, tocó su puerta
-Jack que gusto verte por
aquí de nuevo.
Edward Le ofreció un vaso con agua y se sirvió uno también, ambos
se sentaron en la sala y Edward vio el morete que le dejó al darle la bofetada
-Jack que te pasó
-Es mi padre ayer discutimos
por decirle que estaba contigo
-discutieron enserio ¿Qué te
dijo?
-Qué estás loco, mi padre me
dijo que eras un maldito loco y que habías perdido a tu esposa e hijos, que te
habías vuelto loco.
Edward se paralizó.
-¿Qué te dijo? Jack, contesta.
-Que eras un loco, que
perdiste a tu esposa y a tu hijo.
Edward
se quedó totalmente tieso y se tiró al piso retorciéndose, gritando Jack márchate,
márchate, vamos vete de aquí, lárgate. Jack abandonó la casa y Edward comenzó a delirar y a romper cosas en su casa
maldiciendo cada pequeña, rompió todas sus pertenencias, se tiraba al suelo y
se golpeaba.
Después
del delirio recordó a tiempo su hijo y a su esposa, lo feliz que era, lo mucho
que los apreciaba, recordaba el cariño que tenían a su hijo como lo cuidaban y
su esposa como lo amaba. Ya habían pasado diez años de su muerte, su niño era
de la edad de Jack, entonces pensó:
estos niños están mal; sus padres no les prestan atención, no los cuidan, no
los estiman. Salió de su casa, visitó cada
casa de todos los niños del pueblo que lo visitaron alguna vez, los citó en el lago, les dijo que quería
conversar con ellos. Cuando llegó a la casa de Jack dejó una nota: Quiero
conversar con todos los niños que han visitado mi casa, los he citado en el
lago y en especial quisiera que estuvieras…
La cita
era a las siete de la tarde, un día jueves cuando se efectuaba la reunión de
los líderes del pueblo. Los niños se quedarían solos en sus casas durante algo
de tiempo. La programó a esa hora cuando la luna pudiese
golpear la brillante agua del lago. Poco a poco fueron llegando los niños, no
vieron a nadie, después de diez minutos llegó un hombre encapuchado con una
túnica negra, los niños miraron gritaron: ¡Edward!
Edward
con una cara desconsolada y una hacha en la mano y mirando a los pequeños alrededor
preguntó:
-¿Dónde
está Jack?
Se
retrasó, él dijo que llegaría más tarde, contestaron todos. Un niño se percató del hacha y le preguntó
que para qué era, que si era para cortar leña y hacer una fogata. Edward
contestó que no, es porque los quiero. Utilizó el hacha para degollar y cortar
cada parte de los niños, sin piedad la sangre corría por todos los lados, el
agua del lago se torno roja sus manos, al igual que su túnica a los pocos
minutos de la matanza. Llegó Jack ysorprendido le preguntó a Edward, lo que había
pasado, el porqué todos los niños estaban descuartizados.
-¡Edward que pasó vamos dime!
-Es porque los quiero.
Tomó a Jack por la fuerza, lo llevó cerca del
lago, Jack tratando de escapar lo pateó.
-Tranquilo
todo esto es porque te quiero.
Después
de una oración degüella a Jack, se tira y comienza a llorar abrazando el
degollado cuerpo.
Al volver los padres a sus casas no
encontraron a sus niños, solo la nota citándolos al lago. Cuando llegaron al
lugar encontraron cuerpos destazados y
una inmensa ola de sangre. El cuerpo de Jack había desaparecido, muy furioso su
padre se adentró al bosque, la luna reflejaba
algunas partes, se veía a lo lejos un cuerpo
con una túnica; era el cuerpo de Edward abrazando a Jack veía también que tenía una nota en la mano: Mis queridos amigos siempre quise
sinceramente a sus hijos, llegué al punto de amarlos demasiado, son tan
maravillosos, siempre lo fueron y lo serán son unas criaturas llenas de luz muy
amigable, muy amables, por esa razón no puedo dejar que se queden con ustedes
en especial Jack, que siempre fue un niño algo tímido pero también valiente,
hermoso por dentro como por fuera, al ver en el brillo de sus azules ojos veía esperanza
en la vida, se que nosotros les podemos dar un mejor cuidado en un mejor lugar
donde jamás sufrirán y siempre serán felices como ellos quisieron, atentamente
Elissa y Edward.
El padre lloró y maldijo porque todos los
niños se encontraban con El hombre del
lago.
Autor: Oscar Armando Cisneros